La
adquisición de este tipo de hábitos se basa en el manejo de los factores que
rodean al momento del descanso y al propio hecho de dormir.
Hábitos relacionados con el sueño y el descanso
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Hasta los 3
años
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Dormirse solo/a y con la luz apagada.
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Dormir sin chupete.
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Ponerse el pijama (por la noche).
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Disfrutar de los momentos de relax y descanso.
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Preparar los objetos que le ayudan a dormir.
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Acceder al momento del descanso con alegría
(sin lloros).
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Diferenciar entre momentos de actividad y
descanso.
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Saludar y despedirse antes y después del
sueño.
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De 3 a 6 años
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Asumir los horarios de sueño.
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Respetar el descanso de los demás.
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Aprender a organizar es espacio para ir a
dormir: recoger y arreglar la cama, poner y quitar las colchonetas.
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Cuidar el arreglo personal después del
descanso.
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Aprender a relajarse solo/a, sin la presencia
del adulto.
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Evitar pequeños sueños durante el día o
siestas a deshora.
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- Enseñarles a identificar los signos del cansancio y ayudarles a aceptar que deben dormir y el lugar destinado para el descanso.
- Evitaremos sacarles del lugar del descanso (cuna, cama, colchoneta, etc.) y pasarles de mano en mano o pasearles por otras habitaciones, pues eso facilita una mayor descentración. Si el niño o niña tiene dificultades para dormir le acompañaremos en dicha transición, pero en el lugar destinado al descanso.
- Ayudarles a relajarse. Darles seguridad y confianza.
- Estabilidad ambiental.
- Llevar a cabo actividades adecuadas al momento del día.
- Unas rutinas estables, que se deben realizar cada día.
- Asociar los hábitos de sueño a los horarios de las comidas.
- Acompañarles al ir a dormir y al despertarse, favoreciendo la entrada en el sueño o en la vigilia.
- A la hora del descanso en la escuela, dejar para el final a aquellos niños o niñas que más tardan en dormirse, pudiéndoles dedicar así más tiempo.
- Es muy importante la colaboración entre familia y escuela para ir en la misma dirección en cuanto a rutinas y horarios.
En general, el
tiempo dedicado a la adquisición de hábitos es mayor en el primer ciclo de
Educación Infantil que en el segundo, ya que en este último se los contenidos
académicos aumentan su protagonismo y se alternan con las franjas horarias
destinadas a los hábitos.
Por otro
lado, la realización de hábitos no debe
convertirse en una ejecución mecánica que exija que todos los niños y niñas los
realicen en el mismo tiempo y con la misma solvencia. Educadoras y educadores
tienen que tener paciencia y respetar la diversidad y los distintos niveles de
desarrollo, sabiendo interpretar los signos de cansancio de cada niño/a y
actuando en consecuencia.
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