Además de las tareas dirigidas a la atención a las necesidades básicas y
los procesos educativos para la adquisición de hábitos saludables, la escuela
infantil debe seguir una serie de medidas para la prevención de enfermedades,
como son:
- La higiene de la escuela (espacios, suelos, mobiliario, juguetes, etc.).
- La higiene de las personas que trabajen en la escuela, tanto en su aseo como en su arreglo personal, poniendo especial cuidado en el lavado de manos.
- Preservar la higiene de niños y niñas.
- Utilización diferenciada de espacios para alimentación, descanso e higiene.
- Intervenir rápidamente ante situaciones de riesgo (heridas, mucosidad, saliva, etc.).
- Seguir los protocolos de cambio y desecho de pañales.
- Ser muy estrictos en cuanto a la conservación y manipulación de alimentos.
- Tener fuera del alcance de niños y niñas productos de tóxicos y de limpieza.
- Utilizar juguetes y materiales fácilmente lavables con agua y jabón.
- Colaboración con las familias, obteniendo información recíprocamente sobre cualquier aspecto relacionado con la salud del niño o niña.
Además, se ha de disponer de medidas profilácticas en la normativa
interna del centro, especificándose las actuaciones a llevar a cabo para evitar
contagios. Estas normas suelen basarse, por un lado, en el respeto a los
periodos de no asistencia al centro ante determinadas enfermedades durante el
periodo el tiempo que se precise y, por otro, en indicar ante qué
circunstancias no se debe llevar a niño o niña al centro (presencia de fiebre,
diarrea líquida o con sangre, sarpullidos o erupciones cutáneas, infecciones o
llagas en la boca, conjuntivitis, etc.).
La escuela debe esforzarse a toda costa en la prevención y detección de
enfermedades, ya que, en caso contrario, se puede convertir en un foco de contagio.
En este sentido, la escuela podrá solicitar un informe del pediatra para
asegurarse que no existe riesgo de contagiosidad.
RECUERDA QUE
La exposición del niño o
niña a las infecciones puede darse en cualquier ambiente, pero normalmente es
más intensa en aquellos sitios donde hay niños o niñas portadores/as de gérmenes, como es la escuela
infantil.
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