Por último, el educador o educadora infantil juega un papel fundamental a
la hora de poner en marcha las medidas preventivas necesarias para preservar la
salud y evitar accidentes en la etapa infantil, como ya hemos visto a lo largo
de todo el libro. De este modo, deberán conocer los riesgos potenciales de
accidentes, la sintomatología propia de las enfermedades infantiles y los
protocolos de actuación, además de saber
situarse en la realidad social del medio familiar de los niños y niñas
que tiene a su cargo.
En términos generales las educadoras y educadores infantiles, como
agentes de salud, deberán:
- Proteger el entorno que rodea al niño o niña.
- Seguir rigurosamente los protocolos de actuación en cuanto a la seguridad e higiene.
- Educar en hábitos saludables.
- Enseñar niñas y niños a desplazarse, bajar y subir por los lugares adecuados y de forma correcta.
- Fomentar y reforzar los comportamientos conducentes a la evitación de riesgos para la salud.
- Mantener un aseo y arreglo personal que garantice su higiene y sirva de modelo.
- Formarse en todo lo que tiene que ver con la higiene y seguridad en centros infantiles (manipulación de alimentos, prevención de riesgos, primeros auxilios, etc.).
- Estar vigilantes durante las actividades de niños y niñas (especialmente en actividades de mayor riesgo como jugar en los columpios, revisar que no haya objetos pequeños que se puedan llevar a la boca, etc.).
- Colaborar con las familias y asesorarlas si es preciso en cuanto a la seguridad e higiene de los/as pequeños/as.
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