Una alimentación
saludable, además de proporcionar los nutrientes necesarios para el
mantenimiento de la salud, debe tratar de mejorar nuestra calidad de vida. En
este sentido, la alimentación es saludable si:
- Proporciona sensación de bienestar en relación a los aspectos culturales y sociales, ya que la alimentación supone una experiencia de relación.
- Disminuye el riesgo de enfermedades y fortalece el sistema inmunológico.
- Aumenta la eficacia de nuestro organismo, debido a una correcta función plástica y reguladora.
Una
alimentación saludable se vertebra en una dieta equilibrada y unos hábitos
alimentarios adecuados. Para que una dieta sea saludable tiene que ser variada,
conteniendo de forma equilibrada todos los grupos de alimentos.
A partir de la
división de los alimentos en grupos se establecen las cantidades diarias que se
han de ingerir, calculando las raciones de cada alimento que se come en cada
comida. Las raciones que se deben tomar de los distintos grupos quedan
reflejadas en la denominada pirámide
alimenticia o nutricional.
Un ejemplo
de pirámide alimenticia es la Pirámide
NAOS, que es un material didáctico elaborado por la Agencia Española de
Seguridad Alimentaria y Nutrición, en la
que no solo se dan pautas sobre la frecuencia de consumo de los distintos tipos
de alimentos como parte de una alimentación saludable, sino que las combina con
pautas adecuadas de actividad física.
En este
sentido, la dieta mediterránea es un
buen ejemplo de alimentación saludable, ya que prioriza el consumo de frutas,
verduras y hortalizas, cereales (pan especialmente), legumbres, lácteos,
pescado y aceite de oliva como fuente de grasa principal. Por otro lado,
desaconseja el consumo de carnes rojas y modera el consumo de carnes magras y
huevos.
En cuanto a
la etapa infantil, una alimentación equilibrada supone un aporte de nutrientes
adecuado en cantidad y calidad a las necesidades y edades de niños y niñas.
Además se debe tener en cuenta la cantidad de kilocalorías al día que se
necesitan durante los primeros años de vida. En términos generales, en el
primer año de vida se requieren entre 100 y 110 kilocalorías por cada kilogramo
de peso del niño o la niña. Entre uno y tres años alrededor de 90-100
kilocalorías y entre tres y seis años unas 85-90 kilocalorías.
RECUERDA QUE
La OMS recomienda que alrededor de un 55% de la
energía ingerida proceda de los hidratos de carbono, un 15 % de las proteínas y
un 30% de los lípidos.
En definitiva, un alimentación saludable se debe basar en una dieta tiene
variada y equilibrada, es decir, que contenga todos los grupos de alimentos en
una cantidad y frecuencia de consumo adecuadas y que establezca el consumo de
agua como bebida principal. Además, es necesaria una distribución correcta de
las distintas comidas (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena) y un
ejercicio físico cotidiano que complemente la dieta.
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