"El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices." (Oscar Wilde)

lunes, 1 de septiembre de 2014

Instrumentos para el control y seguimiento de la adquisición de hábitos de autonomía personal



La programación de hábitos conlleva también el establecimiento de una evaluación y seguimiento durante todo el proceso. Así, antes de programar las actividades habrá que averiguar el nivel de partida del niño  o la niña en cuanto al hábito que se quiere desarrollar. Esta evaluación inicial, que se llevará a cabo mediante la observación y la información proveniente de las familias, es esencial para una adecuada programación.

Una vez que hemos iniciado el proceso de adquisición del hábito, se necesita llevar a cabo una evaluación del proceso, para hacer un seguimiento de cómo se va avanzando y detectar errores y dificultades, contemplando la posibilidad de introducir las modificaciones pertinentes para lograr que el hábito se adquiera.

Uno de las herramientas más utilizada para el seguimiento del proceso de adquisición de hábitos es la observación directa de las situaciones relacionadas con el desarrollo de los hábitos. El registro de las conductas a valorar se puede realizar de forma individual o grupal, depende del tipo de aprendizaje que estemos observando. Así, se puede pasar a una pauta de observación individualizada cuando detectamos, mientras observamos al grupo, que un niño o niña presenta dificultades en cuanto a la realización de las actividades programadas.

El hecho de observar las conductas no solamente sirve para registrar el avance del niño o niña en relación a unas conductas específicas. También sirve como instrumento de evaluación que permite dar un feedback al niño o la niña sobre su desempeño. Un ejemplo de esto son los paneles que se exponen en el aula con caritas sonrientes o tristes (o puntos verdes y rojos) al lado de la descripción o dibujo de la conducta, posibilitando que los niños y las niñas comprendan el resultado de su ejecución.

En toda ficha de recogida de información deberá aparecer claramente, además del nombre del niño o niña y de la persona que observa, qué conductas son objeto de observación, intentando evitar descripciones muy genéricas, y cómo se va a evaluar (listas de control o cotejo, escalas descriptivas, numéricas, etc.)

Por último, realizaremos una evaluación final para analizar el resultado obtenido, informando sobre el grado de adquisición del hábito y aportando propuestas de mejora.


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