La programación de hábitos conlleva
también el establecimiento de una evaluación y seguimiento durante todo el
proceso. Así, antes de programar las actividades habrá que averiguar el nivel
de partida del niño o la niña en cuanto
al hábito que se quiere desarrollar. Esta evaluación
inicial, que se llevará a cabo mediante la observación y la información
proveniente de las familias, es esencial para una adecuada programación.
Una vez que hemos iniciado el proceso
de adquisición del hábito, se necesita llevar a cabo una evaluación del proceso, para hacer un seguimiento de cómo se va
avanzando y detectar errores y dificultades, contemplando la posibilidad de
introducir las modificaciones pertinentes para lograr que el hábito se
adquiera.
Uno de las herramientas más utilizada
para el seguimiento del proceso de adquisición de hábitos es la observación directa de las situaciones relacionadas con el desarrollo de los
hábitos. El registro de las conductas a valorar se puede realizar de forma
individual o grupal, depende del tipo de aprendizaje que estemos observando. Así,
se puede pasar a una pauta de observación individualizada cuando detectamos,
mientras observamos al grupo, que un niño o niña presenta dificultades en
cuanto a la realización de las actividades programadas.
El hecho de observar las conductas no
solamente sirve para registrar el avance del niño o niña en relación a unas
conductas específicas. También sirve como instrumento de evaluación que permite
dar un feedback al niño o la niña sobre su desempeño. Un ejemplo de esto son
los paneles que se exponen en el aula con caritas sonrientes o tristes (o
puntos verdes y rojos) al lado de la descripción o dibujo de la conducta,
posibilitando que los niños y las niñas comprendan el resultado de su
ejecución.
En toda ficha de recogida de
información deberá aparecer claramente, además del nombre del niño o niña y de
la persona que observa, qué conductas son objeto de observación, intentando
evitar descripciones muy genéricas, y cómo se va a evaluar (listas de control o
cotejo, escalas descriptivas, numéricas, etc.)
Por último, realizaremos una evaluación final para analizar el
resultado obtenido, informando sobre el grado de adquisición del hábito y
aportando propuestas de mejora.
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