Los términos crecimiento,
desarrollo y maduración son conceptos muy relacionados entre sí que
normalmente se utilizan de forma indistinta, aunque tienen matices
diferenciadores que conviene señalar. Todos ellos se refieren a procesos
evolutivos humanos que implican cambios de diversa tipología y que se dan al
mismo tiempo de forma dinámica, guardando una interacción muy estrecha entre
ellos, ya que se necesitan y modifican mutuamente, no pidiéndose entender los
unos conceptos sin los otros.
A su vez, dichos procesos se ven afectados por diversos
factores que los condicionan, como el factor genético, la nutrición, la función
endocrina o el entorno ambiental y socioafectivo.
RECUERDA QUE
Los niños y niñas con carencias afectivas severas
tienen un alto riesgo de sufrir alteraciones en su desarrollo físico.
Crecimiento
El crecimiento es un proceso de cambios físicos, generados por el incremento de células y del
tamaño de las mismas, que se inicia desde el momento de la concepción y se
extiende a través de la gestación, la infancia, la niñez y la adolescencia
hasta los 18 años aproximadamente. Se caracteriza, por lo tanto, por un aumento de las dimensiones del cuerpo y
la modificación de las proporciones del organismo, provocando cambios en el
peso, la talla, perímetros, etc. de los niños y las niñas.
En este sentido, los cambios en el crecimiento son de
carácter cuantitativo y por lo tanto, se pueden medir, dando lugar a fórmulas,
escalas o tablas de medición para registrar y estandarizar los datos
antropométricos.
Maduración
Muy en relación con el crecimiento, la maduración hace
referencia a los cambios morfológicos o
biológicos de las estructuras internas del ser humano, las cuales repercuten en conductas específicas y en la
realización de determinadas funciones, como por ejemplo articular palabras o
caminar.
Los cambios madurativos
en los sistemas, aparatos, órganos y función de las células del cuerpo
humano se producen de modo natural, determinados biológicamente por la carga
genética del individuo, sin que tenga que mediar aprendizaje alguno.
En términos generales, los órganos del recién nacido se
caracterizan por su inmadurez funcional, aunque el proceso madurativo de dichos
órganos de acelera para dar respuesta a las exigencias vitales de los primeros
meses. El hecho es que el sistema nervioso se encuentra en una etapa de maduración
de importante plasticidad en la primera infancia La situación de maduración propicia una mayor
vulnerabilidad frente a las agresiones y condiciones adversas del medio, por lo
que cualquier causa que provoque una alteración en la normal adquisición de los
hitos propios de los primeros estadios evolutivos puede poner en peligro el
desarrollo armónico posterior. Pero la plasticidad dota también al sistema nervioso
de una mayor capacidad de recuperación y reorganización orgánica y funcional,
que decrece de forma muy importante en los años posteriores.
Desarrollo
El desarrollo se entiende como un proceso de cambios psíquicos de tipo cualitativo,
que posibilita la evolución y el perfeccionamiento de capacidades humanas como el lenguaje, el pensamiento, la
atención, la memoria, la conducta o los sentimientos. Es un proceso complejo
que integra tanto factores estructurales psicobiológicos como habilidades aprendidas.
En este sentido, el aprendizaje generado por nuestra interacción con el medio condiciona
el desarrollo de nuestras capacidades, siempre que dispongamos de una
maduración biológica que lo posibilite.
Cada persona posee un potencial de desarrollo que alcanzará
su plenitud cuando la persona adquiera la competencia suficiente para
desenvolverse correctamente en el medio en el que vive. Así, el desarrollo facilita
la adquisición de estados de mayor capacidad, permitiendo pasar de estados de
dependencia e indefensión a estados de independencia y autonomía personal,
incrementándose nuestra capacidad para la resolución de problemas.
El desarrollo se
caracteriza por ser rítmico, alternándose los
ciclos de forma ordenada y predecible. También se puede hablar de que el desarrollo
es integrativo, ya que las
funciones más simples se van acumulando y los cambios que nos llevan a conductas superiores se van asimilando. Gracias a la
plasticidad del sistema nervioso el ser humano es capaz de utilizar, mantener o
sustituir sus capacidades para adaptarse mejor a las exigencias de su medio
ambiente.
Aunque el desarrollo sigue un curso universal
aparentemente predeterminado y ordenado, se puede hablar de la existencia de un principio
de individualización por el
que cada uno sigue su desarrollo, debido
a que las diferencias individuales varían significativamente en cuanto al grado
y al momento en el que se pasan por los diferentes periodos. Además, es
conveniente tener en cuenta que estas fases y la transición entre las mismas
responden a criterios establecidos por distintos estudios y observaciones, por
lo que existirán diferencias dependiendo del autor o el enfoque teórico que se
hayan ocupado de su estudio en un momento dado.
Es importante destacar también la idea de el desarrollo es un
proceso integral u holístico, que
considera que los distintos aspectos del desarrollo están interrelacionadas. Se
puede hablar de un desarrollo físico, cognitivo,
motor, socioafectivo..., que carecen de un límite claro entre ellas, ya que se
superponen e interactúan unas con otras.
En este módulo nos centraremos especialmente en el crecimiento y desarrollo
físico, pues lo relacionado con el desarrollo cognitivo, sensorial, motor y
psicomotor y con el desarrollo socioafectivo lo estudiaremos de modo específico
en sus correspondientes módulos.
Aprendizaje
El desarrollo y el aprendizaje se influyen mutuamente, siendo
este último el proceso referido a los cambios más o menos permanentes que se
producen en la conducta de una persona como resultado de la interacción con el medio,
posibilitando la adaptación a situaciones nuevas. De este modo, nuestras
experiencias tienen la capacidad de modificar nuestro sistema cognitivo y
afectivo en aras de desarrollar comportamientos más adaptativos.
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