Antes de
pasar a describir las principales afecciones alimenticias, es conveniente
diferenciar los conceptos de alergia e intolerancia, pues en ocasiones se
utilizan de forma indistinta, siendo su significado diferente.
Una alergia alimentaria hace referencia a
una reacción exagerada del organismo, producida por el sistema inmunológico
(inmunoglobulina E), ante la presencia de un alimento (alérgeno) que suele ser
bien tolerado por la mayoría de las personas. Se debe tener en consideración
que un mismo alérgeno no produce los mismos síntomas ni en la misma intensidad
en las distintas personas alérgicas, ni incluso en la misma persona.
RECUERDA QUE
Existe una predisposición genética que aumenta el
factor de riesgo de sufrir alergias.
Los síntomas
son muy diversos y pueden aparecer, de forma retardada o de manera casi
inmediata, al comer o tocar el alimento o al inhalar sus vapores de cocción. Las
distintas reacciones alérgicas pueden afectar a la piel (urticaria, hinchazón,
rojez, etc.), al aparato digestivo (vómitos, diarrea o dolor abdominal), al aparato
respiratorio (dificultad respiratoria, rinitis, asma,…) o a todo el organismo
(anafilaxia, que puede provocar la muerte). En el caso de la existencia de una
alergia alimentaria, se debe retirar de la dieta el alimento o condimento
alérgeno.
Por otro
lado, el término intolerancia se
define como una condición en la que se producen efectos adversos para el
organismo tras ingerir un alimento o un ingrediente culinario, sin que se
active el sistema inmunológico. Las intolerancias son más frecuentes que las
alergias, y en muchos casos no se es consciente de que se producen debido a que
los síntomas se manifiestan más lentamente. Las más habituales son la
intolerancia a la lactosa y al gluten (enfermedad celíaca).
Alergia a la leche de vaca
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La alergia a la leche de vaca
(APLV) es la alergia alimentaria más común en lactantes y niños/as
pequeños/as, especialmente de 2 a 3 años. Para su tratamiento se debe
eliminar de la dieta, no sólo la leche de vaca sino también, la leche de
cabra u oveja y búfala, por la similitud de sus proteínas.
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Alergia al huevo
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El huevo es la causa más frecuente
de alergia alimentaria en niños y niñas. Tanto las proteínas de la clara como
las de la yema pueden actuar como alérgenos, aunque son más frecuentes las de
la clara. Para tratar la alergia al huevo hay que
evitar su ingestión y la de los alimentos que lo contienen mediante una dieta
de estricta.
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Alergia al pescado
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El pescado es, junto al
marisco, uno de los alimentos que más alergias provoca, aunque la del marisco
se da más en edad adulta. Es más normal la alergia pescados blancos (merluza,
pescadilla, gallo, lubina, etc.) que a los azules (atún, boquerón, sardina,
etc.)
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Alergia a los frutos secos
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Especialmente al cacahuete. Quienes
presentan alergia a un fruto seco suelen presentar reacciones alérgicas con
otros frutos secos y otras sustancias de origen vegetal.
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Alergia a frutas y hortalizas
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La alergia a frutas,
especialmente al melocotón, a la ciruela o lacereza, es una de las más
frecuentes en nuestro país. Se recomienda pelar la fruta ya que algunos de
los alérgenos mayores están en la piel.
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Intolerancia a la lactosa
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La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir el azúcar
de la leche. Los síntomas suelen ser diarreas
líquidas y ácidas y la consiguiente irritación y lesiones alrededor del ano.
En los lactantes y niños/as pequeños/as puede producir deshidratación y
afectar de manera significativa al crecimiento. Suele afectar más a los
adultos que a los niños y niñas.
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Intolerancia al gluten
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Es la enfermedad crónica
intestinal más frecuente en España y consiste en la inflamación del intestino
delgado al consumir alimentos que contienen gluten, como el trigo, la cebada,
el centeno y la avena, presentándose en personas genéticamente predispuestas.
Los síntomas más comunes son diarreas, deficiencias vitamínicas, desnutrición,
disminución de peso, falta de crecimiento, etc.
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Cuando se ha
determinado una alergia o una intolerancia a algún alimento, el tratamiento
pasa por evitar dicho alimento y sus derivados, prestando especial atención a
problemas por alérgenos ocultos producidos por:
- Uso del mismo aceite o misma plancha para freír distintos alimentos
- Utilización de los mismos utensilios para alimentos diferentes
- Errores de etiquetado
- Proximidad a o contacto de un alimento con otro
- Cocinado conjunto de distintos alimentos
- Manipulación manual sin la higiene adecuada o por el uso de alimentos manipulados como masas, bechamel, caldos para sopas y sopas, vinos, pan rallado.
Además,
desde la escuela infantil se deben adoptar ciertas medidas de precaución:
- Solicitar las prescripciones médicas para evitar confusiones.
- Leer siempre con mucha atención los ingredientes de los alimentos a utilizar.
- Disponer de un listado de información actualizada de alérgenos y de los alimentos, ingrediente y aditivos prohibidos para cada alergia o intolerancia.
- No suministrar nunca el alimento ante la duda de la presencia de un alérgeno.
- Utilizar aceite y utensilios exclusivos para la elaboración de las comidas de los y las alérgicos/as.
- Preparar en primer lugar la comida del niño/a alérgico/a y aislarla hasta ser servida.
- Evitar el uso de guantes de látex.
- Mantener informada a la familia del menú específico del niño o niña.
- Disponer de la medicación oportuna en la escuela en el caso de contar con un alumno o alumna con una alergia grave.
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