"El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices." (Oscar Wilde)

lunes, 1 de septiembre de 2014

Instrumentos para el control y seguimiento del desarrollo físico



El crecimiento infantil es un indicador sensible del estado de salud de los niños y las niñas y se requiere que se haga un seguimiento por parte de todos los agentes de salud implicados en el cuidado y desarrollo de los mismos, desde el entorno familiar, mediante una observación subjetiva y menos sistemática, hasta los servicios sanitarios, mediante un control pediátrico preciso y riguroso.

4.1. La observación desde la escuela infantil
En la escuela infantil, la valoración del crecimiento y desarrollo se llevará a cabo principalmente a través de la observación, aunque de forma más técnica que en el seno familiar. Mediante instrumentos de recogida de información, los educadores y educadoras han de sistematizar la observación, no sólo para detectar alteraciones en el crecimiento y desarrollo, sino también para ir adaptando sus intervenciones didácticas a las necesidades de sus alumnos/as.
Las condiciones e interacciones que se producen en la escuela infantil facilitan la detección de posibles dificultades en el proceso evolutivo de los niños y las niñas, así como la observación de desajustes emocionales o alteraciones del comportamiento. Tanto para observar el desarrollo evolutivo normal como para observar la evolución de cualquier trastorno o dificultad, los educadores y educadoras utilizarán registros de observación en la escuela y llevarán a cabo entrevistas y cuestionarios para obtener información del ámbito familiar acerca de los patrones de alimentación, sueño, control de esfínteres, relaciones con los demás o aspectos psicomotrices.
RECUERDA QUE
La información obtenida del seguimiento del desarrollo por parte de la escuela infantil se debe compartir a través de informes con la familia y con otros sectores que intervengan en el proceso de desarrollo del niño o la niña.

4.2. Parámetros básicos para el seguimiento del crecimiento infantil
Tras el nacimiento y durante toda la infancia, especialmente durante los primeros años, se requiere un seguimiento del crecimiento para comprobar que su avance es correcto. Así, a través de controles periódicos y la aplicación de estándares de crecimiento se podrán detectar alteraciones en este sentido, pudiendo llevar a cabo intervenciones tempranas y más eficaces. En este sentido, nos centraremos en este punto de modo más específico en el seguimiento que se lleva a cabo desde los servicios de de salud mediante el control pediátrico.
2.4.1. Evaluación del recién nacido
En la etapa neonatal, que ocupa las primeras cuatro semanas de vida, se lleva a cabo un exhaustivo control para comprobar que el funcionamiento de los distintos aparatos y sistemas es correcto y que todos los parámetros de crecimiento se mantienen dentro de la normalidad.
La primera evaluación que se le hace al bebé es el test de Apgar, que se realiza inmediatamente tras el nacimiento y se repite a los cinco minutos. Se valoran cinco parámetros: la frecuencia cardiaca, el tono muscular, el esfuerzo respiratorio, los reflejos y el color de la  piel.  A cada parámetro se le asigna una puntuación de 0, 1 ó 2, obteniéndose el resultado final de la suma de los cinco valores obtenidos.







Si en la valoración que se realiza a los cinco minutos la puntuación global está entre 0-3 puntos significa que el bebé tiene una dificultad grave de supervivencia. Si es de 4-6 puntos la dificultad es moderada y si varía entre 7-10 no hay dificultad para la vida extrauterina.

A las 24 horas de nacer se le realiza al bebé un nuevo chequeo en el que se valorará de nuevo su aspecto general de modo exhaustivo. Se explorarán la columna, la cabeza, los ojos, la boca, los genitales, los oídos, las extremidades y muy especialmente las caderas, comprobando que abre y flexiona correctamente las piernas. También se llevará a cabo una exploración neurológica para valorar los reflejos del recién nacido como el reflejo de succión, el reflejo de Moro, el reflejo de marcha, el reflejo de prensión plantar, etc.
Otra de las pruebas que se realiza en la primera semana de vida es un screening neonatal conocida como la prueba de talón, que permite la detección precoz de enfermedades metabólicas congénitas como el hipotiroidismo, la hiperplasia suprarrenal, la fibrosis quística o la hiperfenilalaninemia.
También es recomendable realizar al bebé una prueba auditiva para poder detectar posibles problemas como la deficiencia auditiva o sordera, en aras de ser tratadas lo más precozmente posible.
2.4.2. Seguimiento del crecimiento de 0 a 6 años
Durante la infancia, los parámetros utilizados para el control del crecimiento son fundamentalmente la talla, el peso, el índice de masa corporal, el perímetro craneal y la maduración ósea.
RECUERDA QUE
El término antropometría hace referencia al estudio cuantitativo de las características físicas del ser humano, utilizando técnicas no invasivas, sencillas y de muy bajo coste.

La talla hace referencia a la medida que va desde los pies a la cabeza y se mide de dos formas. Hasta los dos años se realiza con el niño o la niña en posición de decúbito supino sobre una tabla horizontal graduada que tiene dos soportes, uno para la cabeza, que es fijo, y otro para los pies,  que es extensible. Para que la medición sea correcta, conviene que el niño o la niña estén estirados y que se realice entre dos personas, para evitar los movimientos.
A partir de los 2 años la medición de la talla se realiza de pie normalmente mediante un tallímetro, que  es una tabla vertical graduada con un soporte extensible en la parte de la cabeza. Es aconsejable, en este caso, que los niños y las niñas tengan sus pies juntos y que la cabeza, espalda y pies toquen la tabla vertical.
Por otro lado, hablamos del control del peso a la medición de la masa corporal. Para los niños y niñas menores de dos años se utilizan básculas que permitan que se coloquen sentados o tumbados. A partir de dos años se utilizan básculas de plataforma. En ambos caso la medición se debe realizar sin ropa y sin zapatos.
La medida del peso tiene un valor más nutricional que de crecimiento, por lo que  suele utilizarse frecuentemente en su relación con la talla. De este modo, un indicador muy utilizado es el índice de masa corporal (IMC), que es el cociente entre el peso en kilogramos dividido por la talla en metros elevada al cuadrado (Kg/m2). Este índice se utiliza para establecer si el peso de una persona es aceptable tomando en cuenta su estatura, o si está en riesgo de desnutrición o de obesidad. Aunque su uso está muy extendido, el IMC tiene la limitación de no distinguir la masa ósea o muscular de la grasa, lo cual puede llevar a resultados confusos.
Hablamos de la medición del perímetro craneal o cefálico a la medición del perímetro de la cabeza de un niño o una niña en su parte más grande. Es una medición importante, especialmente en los primeros meses de vida, ya que el tamaño de la cabeza proporciona una medida indirecta del crecimiento cerebral, y si el cerebro no se desarrolla normalmente es probable que la cabeza sea más pequeña de lo normal.
La medición se debe efectuar con una cinta métrica de buena calidad que no permita estirarse, pues podría generar lecturas erróneas. La cinta se coloca en la frente por encima de las cejas y abajo de la línea del pelo, y debe pasar por detrás de la cabeza por la parte más prominente del occipucio.
En cuanto a la maduración ósea, que hace referencia al grado de desarrollo de los huesos, es un método seguro y fiable para evaluar la edad biológica de las personas. Así, el estudio de la edad ósea permite evaluar lo rápido o lento que está madurando el esqueleto de un niño o una niña, información que ayudará a diagnosticar afecciones que retrasan o aceleran el crecimiento.
Normalmente, se realiza con una radiografía de la muñeca y mano izquierda y se compara con los patrones estándar de la población de ese sexo y rango de edad. Para averiguar si la edad ósea está retrasada o adelantada, se estudia la cantidad de cartílago que aún queda disponible, ya que cuando los cartílagos se cierran, el hueso ya no se puede estirar más. De este modo, la edad ósea es un parámetro que se calcula observando la calcificación de los huesos de esta zona, que es lo que permite establecer la maduración y, por lo tanto, su edad ósea aproximada.
Además de los parámetros descritos, los controles médicos también examinarán aspectos como el desarrollo psicomotor, el desarrollo del lenguaje, la sociabilidad o el desarrollo de los distintos sistemas (sentidos, extremidades, caderas, tensión arterial, etc.), aprovechando los momentos de control para dar consejos sobre alimentación, seguridad e higiene.


2.4.3. Interpretación de instrumentos y datos sobre la evaluación de los parámetros físicos
Una vez que se han tomado las mediciones de los parámetros de crecimiento con los instrumentos adecuados, hay que relacionar dichas mediciones con las tablas de crecimiento de referencia en cuanto a la edad y el sexo.
Las tablas o curvas de crecimiento valoran el desarrollo físico de los niños y las niñas en función de unos valores de referencia obtenidos a partir de estudios de grupos amplios de niños y niñas de distintas edades. Los datos obtenidos de dichos estudios se someten a diversos procedimientos estadísticos, a partir de los cuales se obtienen las gráficas y los percentiles. Estas tablas de crecimiento estándar son de gran ayuda a la hora de detectar anomalías en el crecimiento normal de un niño o una niña,  a partir de las desviaciones significativas que se produzcan en las diversas medidas que se toman.
Hay que tener en cuenta que un  percentil concreto, como dato aislado, no tiene demasiado valor, ya que el crecimiento se tiene que valorar también tomando en consideración factores como el ambiente o las características físicas de familia. De este modo, un percentil muy alto o muy bajo no implica necesariamente que el niño o la niña tengan un problema de crecimiento. Resulta más interesante observar la curva de crecimiento de un niño o niña en particular y comprobar si se crece siguiendo un patrón estable.
Los percentiles indican el valor de una medida en relación a un grupo de 100 personas de la misma edad y sexo. En este sentido, si una niña está en el percentil 60 de peso significa que, comparado con las niñas de su edad, hay un 40 % de niñas que pesan más y un 40% que pesan menos. Hablamos de patrones de normalidad cuando la puntuaciones se sitúan entre el percentil 3 y el percentil 97 (dos desviaciones típicas respecto a la media).
En cuanto a la elaboración de las tablas de crecimiento, la OMS llevó a cabo un estudio multicéntrico sobre el patrón de crecimiento entre 1997 y 2003, a fin de generar nuevas curvas para evaluar el crecimiento y el desarrollo de los niños en todo el mundo que sustituyesen a las creadas en 1993, que no representaban adecuadamente el crecimiento en la primera infancia.







 

En España, el Sistema Público de Salud utiliza las tablas de crecimiento confeccionadas por el Instituto de Investigación sobre Crecimiento y Desarrollo de la Fundación Faustino Orbegozo Eizaguirre, que manejan datos hasta los 18 años, a diferencia de las tablas de la OMS, que llegan hasta los 5 años.
Otros instrumentos muy utilizados para la detección de los trastornos del desarrollo son las denominadas pruebas de cribado, que no son instrumentos de medida propiamente dichos, sino procedimientos de detección de signos de alerta en áreas como la motora, la cognitiva, la socioafectiva y el lenguaje.  
En este sentido, la escala de Haizea-Llevant o el Test de Denver son unas de las pruebas más utilizadas en España para la detección de alteraciones del desarrollo.

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