3.2.4.
Adecuación de espacios y recursos para favorecer la autonomía de los niños y
niñas.
A
la hora de llevar a cabo cualquier proceso de adquisición de hábitos es muy
importante definir los espacios e
instrumentos que mejor se adecuen a nuestro propósito. De este modo, se
tendrán en cuenta las dimensiones y/o tamaño de los distintos instrumentos y
espacios, su manejabilidad, el número idóneo, su riesgo para la salud, etc. Por
ejemplo, para facilitar la autonomía a la hora de comer utilizaremos cubiertos
adecuados al tamaño del niño o la niña, platos que eviten que se derrame la
comida o sillas a la altura adecuada.
Es
importante también, que los/as niños/as identifiquen claramente los espacios
donde van a realizar el aprendizaje de hábitos, por lo que la escuela infantil
ha de disponer de espacios acogedores, seguros y amplios, que permitan al grupo
de niños y niñas relacionarse a la hora de fomentar los comportamientos
deseados. A su vez, es aconsejable la existencia de espacios privados, como
armarios o estanterías, donde los pequeños/as puedan colocar sus objetos
personales (utensilios de higiene, muda, babi, fotos de la familia, etc).
En
términos generales, los espacios de una escuela infantil han de propiciar, por
un lado, la participación, la autonomía y la exploración y, por otro, han de favorecer el contacto de los/as
niñas/as entre sí y de éstos con los adultos. Además es conveniente la
disponibilidad de objetos relacionados con la vida cotidiana de los/as niños/as
y distribuir el espacio
del aula por rincones y centros de interés, lo que potenciará aprendizajes
autónomos mediante de la exploración
libre.
Cada
proceso de adquisición de hábitos necesita unos espacios e instrumentos
diferentes. Así, para los hábitos relacionados con la alimentación se dispondrá de una cocina debidamente equipada; de
una zona de preparación de biberones; una sala o comedor con las dimensiones e
iluminación adecuadas y que facilite un ambiente acogedor y relajado; un
mobiliario y utensilios adaptados al momento evolutivo del niño o la niña y una
distribución que permita a los educadores y educadoras atender personalmente a
los/as niños/as.
En
cuanto a los hábitos de higiene, la
escuela infantil deberá contar con los espacios adecuados. Se necesitará un
aseo por aula cómodo, limpio y correctamente equipado y climatizado en función
del número de alumnos/as y la edad de los mismos/as, con un mínimo de dos
inodoros y dos lavabos a la altura adecuada y suelo antideslizante para evitar
caídas.
También
podemos destacar otros elementos como la existencia de una grifería que
facilite su utilización por parte de los/as niños/as y que evite las quemaduras
por agua caliente; una zona de cambio de pañales separada del aula a ser
posible, que cuente con cambiadores, bañeras infantiles y lavabo, además de los
utensilios específicos para esta tarea; el uso de toallas individuales (cada
toalla con el nombre de cada niño o niña) y productos de higiene desechables
para extremar la higiene, etc.
En
relación a los hábitos de descanso,
la escuela infantil contará con zonas tranquilas dedicadas al reposo o a
actividades de poco movimiento. Es deseable que estos espacios estén bien
insonorizados y tengan la posibilidad de oscurecerse y ventilarse fácilmente,
estando, además, situadas lo más lejos posible de las aulas-taller o zonas de
juego. En el caso de las zonas destinadas al sueño de los/as más pequeños/as,
se debe contar con espacios independientes dotados con cunas y hamacas, aparte
de toda la ropa de cama y las medidas de seguridad.
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