"El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices." (Oscar Wilde)

lunes, 1 de septiembre de 2014

La educación para la salud y la educación infantil



Como ya hemos visto previamente, la salud no ha de ser el objetivo de la vida, sino un recurso para la vida diaria. En este sentido, la educación para la salud, como un instrumento de promoción, ha de perseguir la formación del alumnado en cuanto a la adquisición de conocimientos, actitudes y comportamientos que propicien estilos de vida saludables y conseguir que los centros escolares se constituyan en escuelas promotoras de salud.

En la escuela infantil se definen actividades, conductas y hábitos que pasará a formar parte de la personalidad del niño y la niña de modo significativo. En esta etapa existe una gran receptividad a la adquisición de conductas positivas asociadas a la salud física, mental y social del niño y la niña, pudiéndose evitar el desarrollo de hábitos poco saludables. De este modo, el educador y educadora infantil deberán tener una notable incidencia en el desarrollo de estas actitudes saludables, especialmente las vinculadas a las necesidades básicas del niño y la niña, procurando que aprenda y refuerce buenos hábitos de alimentación, higiene, actividad y descanso.

RECUERDA QUE
La OMS, junto con la UNESCO, creó un comité de expertos que, en 1996, editó un libro blanco sobre la “Planificación de la Educación para la Salud en la Escuela”.

Una escuela infantil promotora de salud ha de considerar todos los aspectos de la vida del centro educativo y sus relaciones con la comunidad, poniendo especial atención a la participación activa del alumnado. Así, existen actuaciones y decisiones que un centro infantil ha de llevar a cabo si decide impulsar la educación para la salud:

  • Definir y describir, en primer lugar, los comportamientos saludables que el centro educativo quiere desarrollar (necesidad de aseo personal diario, compromiso con la limpieza del entorno más inmediato, importancia del desayuno y el almuerzo, etc.)
  •   Analizar el contexto del centro educativo para conocer las necesidades y condiciones de vida del alumnado.
  • Integrar las intervenciones educativas para la salud en el proyecto educativo y en las programaciones del centro, promoviéndose la participación de las familias como agentes educativos y potenciando el trabajo en equipo del profesorado, evitando así acciones aisladas y discontinuas.
  • Elaboración de herramientas de comunicación rápida, fluida y efectiva entre el profesorado y las familias, como agendas temáticas de higiene o cuidado del medio ambiente, con la misión de ayudar al alumnado a adquirir el hábito de organizar y estructurar su jornada y su tiempo.

Por último, en la organización del currículum en Educación infantil destaca la creación de actitudes positivas hacia la salud, la adquisición de hábitos saludables y el cuidado del propio cuerpo y el entorno. Así, en la anterior ley educativa (LOE) la educación para la salud se desarrolla de forma explícita en todas las áreas de aprendizaje de forma transversal, especialmente en el área de conocimiento de sí mismo y autonomía personal. La actual ley educativa (LOMCE) no establece ninguna modificación en la ordenación de la educación infantil, manteniéndose sus principios generales de la LOE.

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