El
crecimiento y desarrollo de un/a niño/a es un fenómeno continuo que se inicia
en el momento de la concepción y culmina al final de la pubertad, período
durante el cual se alcanza la madurez en sus aspectos: físico, psicosocial y
reproductivo. Esta transformación involucra cambios en el tamaño, organización
espacial y diferenciación funcional de tejidos y órganos.
Tanto antes
como después del nacimiento, el crecimiento y el desarrollo físico están
sujetos a unos principios que marcan una dirección y generan unas expectativas de desarrollo
expresadas en promedios y pautas de normalidad. Estas leyes o gradientes
de crecimiento son cuatro:
Ø Ley céfalo-caudal, que indica que el crecimiento
progresa desde la cabeza
hacia las extremidades inferiores. En este sentido, se desarrollan antes los tejidos y órganos de la cabeza que los de las manos y los pies. Esta tendencia se ve claramente en el periodo prenatal.
hacia las extremidades inferiores. En este sentido, se desarrollan antes los tejidos y órganos de la cabeza que los de las manos y los pies. Esta tendencia se ve claramente en el periodo prenatal.
Ø Ley próximo-distal, que señala que el desarrollo se da
de manera
progresiva, partiendo del centro del cuerpo y extendiéndose hacia los miembros extremos. Por ejemplo, el desarrollo de los hombros será anterior al de los dedos de las manos.
progresiva, partiendo del centro del cuerpo y extendiéndose hacia los miembros extremos. Por ejemplo, el desarrollo de los hombros será anterior al de los dedos de las manos.
Ø Ley de crecimiento
general-específico,
señala que los movimientos
generales y operaciones más simples preceden a los movimientos más precisos y funciones más complejas. Así, los primeros movimientos son gruesos, bruscos y al azar, y paulatinamente se va consiguiendo un control muscular más fino.
generales y operaciones más simples preceden a los movimientos más precisos y funciones más complejas. Así, los primeros movimientos son gruesos, bruscos y al azar, y paulatinamente se va consiguiendo un control muscular más fino.
Ø Ley de flexores-extensores, que indica que primero se dominan los músculos flexores (agarrar
o flexionar) y después los extensores (soltar o estirar), es decir, que la
capacidad de recoger objetos es anterior a la capacidad de soltarlos.
3.1. Etapa prenatal
El
desarrollo comienza desde la concepción, siendo el periodo prenatal una etapa
de crecimiento espectacular. Así, durante la gestación se incrementan las
conexiones neuronales, el peso y la altura, desarrolla su discriminación
sensorial, con un ritmo increíblemente acelerado en comparación con el resto de
etapas del desarrollo humano.
La
fecundación se produce por la unión del espermatozoide y el óvulo, iniciándose
la división celular. Al unirse un óvulo
y un espermatozoide suman 23 pares de cromosomas y comienza una nueva vida,
produciéndose desde ese mismo instante una serie de cambios que forman parte
del desarrollo y crecimiento humano.
En una
primera etapa se forma celularmente y crece el embrión, es el llamado periodo embrionario. Durante esta fase,
que ocurre durante las primeras 8 semanas,
se desarrollará el cerebro, la médula espinal, la base del sistema
nervioso y el corazón, que latirá a unas 15 pulsaciones por minuto. También se
inicia la formación de la base del sistema muscular y del esqueleto humano.
El embrión
va adquiriendo forma humana de bebé en torno a la quinta y sexta semana de
gestación. A estas alturas, su cabeza es muy grande respecto al resto del
cuerpo, las extremidades muy cortas y se
distinguen perfectamente los ojos, la nariz, boca y orejas.
Al final de
esta etapa se produce la neurogénesis o producción
de neuronas, empezando a formarse los circuitos neuronales y apareciendo los
primeros reflejos. Oficialmente el embrión pasa a llamarse feto en
la octava semana y mide ya alrededor de 9 centímetros.
A partir del tercer mes empieza el periodo fetal, que se prolongará hasta el nacimiento, caracterizándose
por un rápido crecimiento del cuerpo. Los órganos, que ya se han formado en el
periodo embrionario, en esta fase crecerán, madurarán y perfeccionarán su
funcionamiento. Poco a poco, el rostro empieza a parecerse cada vez más al de
un bebé, y se van alargando las extremidades, pudiendo distinguir los dedos de
las manos y los pies.
Alrededor del cuarto y quinto mes responde a estímulos
auditivos, se forman las cejas, las pestañas y las uñas de los pies y de las
manos. A las 20 semanas el feto pesa 450 aproximadamente, mide unos 19 centímetros
y la madre ya nota los primeros movimientos.
Los ojos están perfectamente desarrollados y los párpados del
bebé se abren a partir de la semana 24. Cuando esto ocurre, el feto ya puede
ver y responder a los estímulos
lumínicos (por ejemplo, al acercar un foco luminoso a la barriga
de la madre). A estas alturas ya tiene reflejo palmar y de sobresalto y se
forman las huellas dactilares de los pies y de las manos.
En las semanas de la 26 a la 30 el cerebro del feto se
desarrolla muy deprisa, es capaz de controlar algunas funciones corporales, abre y cierra los párpados, y se mueve
voluntariamente. Pesa unos 1.300 gramos y mide 27 centímetros.
Entre los 7 y los 9 meses se completa el crecimiento del
feto. La piel se hace más
gruesa, el sistema nervioso está preparado para actuar, el corazón bombea con fuerza suficiente, los sentidos ya tienen un desarrollo óptimo y existe control sobre la respiración y la temperatura corporal. A partir de las 37 semanas se dice que el bebé está a término, es decir, maduro y preparado para nacer.
gruesa, el sistema nervioso está preparado para actuar, el corazón bombea con fuerza suficiente, los sentidos ya tienen un desarrollo óptimo y existe control sobre la respiración y la temperatura corporal. A partir de las 37 semanas se dice que el bebé está a término, es decir, maduro y preparado para nacer.
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