Aunque la
función de educadores y educadoras en cuanto a la salud es primordialmente la
de prevenir y detectar las enfermedades propias de la infancia, también debe
saber cómo actuar ante los síntomas. De este modo, deben estar alerta ante la
posible aparición de síntomas y colaborar con las prescripciones médicas
siempre que sea pertinente.
Hay que tener en cuenta que el brote de una enfermedad contagiosa en la escuela infantil tiene
unas consecuencias importantes, ya que se puede extender el contagio al resto
de la comunidad educativa (alumnado, educadores/as y madres y padres). Por
este motivo es muy importante que la escuela siga unos protocolos muy estrictos
en cuanto a la intervención ante enfermedades.
Toda escuela
infantil debe tener por escrito unos protocolos
de actuación ante la enfermedad o indisposición que deberán ser conocidos y
respetados tanto por la plantilla de la escuela como por las familias,
garantizando una intervención común. Los
criterios que siguen dichos protocolos suelen ser los siguientes:
- Si existen dudas sobre el estado de salud del niño o niña, se tendrá que comprobar la existencia de síntomas (fiebre, exantemas, etc.)
- En caso de que se confirmen los síntomas, los educadores/as han de prestar una atención individualizada al niño y actuar rápidamente si hay sospecha de infección.
- Se avisará a la familia para que acudan a recoger al niño o niña. Si la familia se retrasa o si los síntomas son de gravedad se avisará a los servicios de urgencia más próximos.
- Durante el tiempo de espera se tomarán las medidas oportunas, siempre que estén dentro de las posibilidades del personal del centro.
- En el caso que el centro disponga de algún profesional sanitario, éste se hará cargo del niño o niña inmediatamente.
En términos
generales, los signos de alarma que los educadores y educadoras han de tener
muy presentes son:
- Aparición de fiebre.
- Falta de apetito.
- Vómitos frecuentes.
- Cansancio generalizado.
- Irritabilidad excesiva o ánimo de estado decaído.
- Tos y estornudos.
- Inflamación de mucosas y ganglios.
- Dolor de cabeza.
- Erupciones cutáneas.
- Dolor e inflamación de articulaciones
Uno de los
signos de alarma citados es la presencia de fiebre, que suele indicar que el organismo está combatiendo algún
tipo de infección. En ocasiones la fiebre suele acompañarse de otros síntomas
como somnolencia, ojos brillantes, incremento de la sed, sudoración, pies y
manos fríos, decaimiento general o rubor facial. El educador y educadora
infantil debe saber tomar la temperatura.
La
temperatura normal del cuerpo oscila entre 36 ºC y 37 ºC. Entre 37 ºC y 38 ºC durante
24 horas hablamos de febrícula. A partir de 38 ºC se considera fiebre y fiebre
alta a partir de 39 ºC. A partir de 40 ºC se considera muy alta y peligrosa,
aumentando el riesgo de sufrir convulsiones considerablemente. En este punto no
se debe dudar de acudir a los servicios de urgencias sanitarias.
El método
más eficaz para medir la temperatura es la medición rectal, aunque existen
otros métodos, como la medición axilar, la medición oral o la medición en el
oído. Para llevar a cabo la medición de la temperatura rectal, colocaremos al
niño o niña en decúbito supino, le sujetaremos y levantaremos las piernas y le
introduciremos el termómetro un par de centímetros por el orificio anal, que
habremos lubricado previamente con vaselina. Una vez tomada la temperatura se
anotará la lectura para que quede registrada. Si se hace la medición con un termómetro que
no sea rectal habrá que restarle a la lectura 0,6 ºC.
Por otro
lado, la medición de la temperatura axilar es la más utilizada y tiene el
inconveniente de que si existe un movimiento excesivo por parte del niño o niña
la precisión de la medida es menor. Por último, la medición de la temperatura
en el oído es bastante precisa y rápida.
En cuanto a
los termómetros, al contrario de la opinión popular, los termómetros digitales
y timpánicos no son menos eficaces en la medición de la temperatura que los de
mercurio, por lo que se recomienda su uso. Además son más seguros y rápidos. De
hecho, la comercialización de termómetros de mercurio ha sido prohibida recientemente
(abril de 2014) debido a la toxicidad del mercurio en caso.
En la
escuela infantil, si se confirma que la niña o el niño tienen fiebre y mientras
se espera a que lleguen los familiares, se le aligerará de ropa sin llegar a
desvestirle del todo, se le suministrará líquidos y se le llevará a una
habitación bien ventilada. En caso de ser necesario se le pondrán paños de agua
fría sobre la piel e incluso se le dará un baño de agua tibia para bajar la
temperatura. En ningún caso se le suministrará medicamentos, ya que en la
escuela infantil solamente se administrará medicamentos por prescripción
médica.
Dentro de
los protocolos de actuación se suele especificar la política del centro a la
hora de administrar medicamentos. Como norma general, no se pueden administrar
medicamentos a no ser que esté pautado por el pediatra (aun así el centro no
está obligado a hacerlo). De este modo, la familia deberá facilitar al centro
la receta en la cual se detalle el nombre del producto, la dosis y las pautas
de administración.
Documento
de información y consentimiento para la administración de medicamentos en la
escuela
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D/Dña…………………………………………………….. con DNI……………………
Teléfono………………...
……………………… ………………………….
Como padre/madre/tutor del alumno/a…………………………………………………….
Escolarizado/a en la Escuela
Infantil “X”, comunica a la Dirección del Centro
y/o tutor la necesidad de administración del medicamento………………………. prescrito
por su pediatra/especialista, adjuntando receta médica con dosis y
frecuencia.
Solicito y autorizo a la escuela, a la administración del medicamento……………,
quedando el Centro y el profesorado exentos
de toda responsabilidad que pudiera derivarse de dicha actuación.
En Toledo a …… de …………….. de 201….
Fdo.:……………………..
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En el caso
de tener que suministrar medicamentos, las pautas a seguir por educadores y
educadoras son las siguientes:
- Jarabes: Medir bien la dosis con una jeringuilla o cuentagotas y depositar el contenido en un lateral interior de la boca despacio. Es importante que el niño o niña no esté llorando cuando se suministre el jarabe.
- Gotas oftalmológicas: Tumbar al niño o niña boca arriba, abrir el ojo con una mano y echar las gotas entre el párpado y el globo ocular con la otra mano.
- Gotas en el oído: Tumbar a la niña o niño boca arriba, ladearle la cabeza y echar las gotas en el oído, manteniendo la posición durante unos segundos para evitar que se derrame el producto depositado en el oído.
- Supositorios: Boca arriba, se levantan las piernas y se introduce el supositorio por la parte roma. Por último se cierra el orificio anal para que el supositorio no sea expulsado.
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