"El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices." (Oscar Wilde)

lunes, 1 de septiembre de 2014

La lactancia artificial y la alimentación complementaria



Si bien la leche materna es el alimento más recomendable para el bebé durante los primeros seis meses de vida especialmente, a veces no es posible la lactancia natural o se necesita complementar la alimentación. En estos casos se recurrirá a la lactancia artificial, empleando fórmulas modificadas basadas en leche de vaca que se adaptan a las necesidades de los lactantes. En este sentido existen dos variedades, la leches de inicio (del nacimiento a los seis meses) y las leches de continuación (a partir de los seis meses).

La lactancia artificial se llevará a cabo mediante el uso de biberones. Todo educador o educadora infantil debe saber cómo se prepara y se administra un biberón. Las pautas a seguir en la preparación de un biberón son:

  • En primer lugar, esterilizar el biberón, tanto el recipiente como la tetina, y lavarse bien las manos. Si no es posible estelirizar el biberón, será suficiente con un buen lavado con agua y jabón.
  • Calentar agua sin que llegue a hervir. Se recomienda agua para el consumo infantil (agua mineral baja en sodio).
  • Una vez caliente el agua, verter en el biberón la cantidad necesaria y añadir un cacito de la leche en polvo raso y sin apretar. Normalmente la medida suele ser de un cacito por cada 30 mililitros de agua. Si se usa microondas para calentar el agua o la leche hay que tener en cuenta que algunas zonas pueden sobrecalentarse y quemar al bebé.
  • Se agita bien para que se disuelva la mezcla adecuadamente y no queden grumos.
  • La temperatura de la leche tiene que ser tibia, lo cual comprobaremos echando unas gotas en el dorso de nuestra muñeca.
  • El resto de leche de una toma que no se consuma debe desecharse. En caso contrario podemos contribuir al desarrollo de bacterias en la leche.

En cuanto a la administración del biberón:

  • Antes de nada, es adecuado crear un ambiente tranquilo, para favorecer la relación afectiva.
  • Al bebé se le sostiene con la cabeza apoyada en un brazo (el cuerpo se sujeta con el antebrazo) y con la mano del otro brazo se introduce la tetina en la boca del bebé. Es importante procurar que la tetina esté llena de leche, y no de aire.
  • La toma durará alrededor de unos 15-20 minutos. No se debe forzar al bebé a que se acabe toda la medida.
  • Al principio el bebé hará la toma de forma variable cada 2-4 horas. Progresivamente se irán espaciando para seguir un ritmo más predecible.
  • Es conveniente, tanto durante como al final de la toma, que el bebé expulse el aire, por lo que le ayudaremos a que eructe dándole unas suaves palmaditas en la espalda
RECUERDA QUE
Las leches adaptadas se digieren peor que la leche materna al tener una mayor cantidad de proteínas.

Conforme el bebé va creciendo sus  necesidades nutricionales van cambiando y la lactancia por sí misma no alcanza a cubrirlas. De este modo, se hace necesaria la introducción paulatina de otros alimentos, que a largo plazo sustituirán a la leche. Es la denominada alimentación complementaria, que se inicia entre los cinco y los seis meses, que es cuando el bebé empieza a estar listo para tomar alimentos semisólidos en cuchara.

Es muy importante tener en cuenta que los alimentos nuevos se deben introducir uno a uno de forma secuencial, ya que así se los bebés se acostumbrarán a los sabores y tendremos tiempo para saber si tienen algún problema de alergia o intolerancia.

En cuanto al orden de introducción de los diferentes alimentos, se recomienda empezar por los cereales sin gluten, seguir con la fruta y verdura y más tarde incluir las proteínas animales. Seguir este orden no es estrictamente necesario, ya que se basa en costumbres locales y consejos pediátricos que buscan facilitar este proceso de alimentación.

Cuando el bebé tiene ya un año la mayoría de los alimentos estará introducidos en su dieta, disfrutando a partir del segundo año de vida de una dieta tan variada como las de las niñas y niños mayores.


En términos generales, la preparación de papillas es bastante sencilla, pues normalmente se hervirán los alimentos que vayamos a dar de comer al bebé y se pasarán por la batidora o el pasapurés. Pero no todo tiene que ser triturado, según se vaya creciendo ofreceremos distintas texturas y trozo de frutas u otros alimentos.

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